" Uno escribe su propia vida, sólo que, por pudor, la escribe en jeroglífico."
Francisco Ayala.

22 feb 2010

Deseo.


Deseo. Deseo incontrolable. Que se siente y no se esconde. Que se siente y se esconde. Deseo que se refleja en los ojos. Y que quema. Y que moja. Deseo ardiente. Deseo húmedo.
Unas piernas que se entrecruzan. Unos ojos que se miran. Unas manos que tocan. Unos labios que se besan. Y saltan las chispas. Los cuerpos arden. Fuego. Besos. Y más besos. Caricias. Y más caricias. Y luego más besos. Besos que arden. Que mojan. Cuerpos mojados. Que sudan. Dedos traviesos y juguetones. Que no descansan. Que no dan tregua. Risas y sonrisas. Y deseos ardientes. Deseos húmedos. Que no cesan. Que no se esfuman. Que permanecen.
Camas húmedas. Habitaciones ardientes. En cada casa. En cada vida. Y la que se sonroja al hablar de sexo. Y el que no tiene miedo a hablar de ello. Vidas distintas. Vidas ajenas. Vidas con amor. Vidas sin amor. Con sexo. Y sin sexo. Pero todas ellas. Todas ellas: vidas con deseo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario