Anoche había salido de fiesta. Me había graduado. Bailamos, reímos y bebimos. Nos lo pasamos realmente bien. Había comunicado a mis mejores amigos mi decisión de ir a estudiar fuera. Lloramos. Lloramos mucho. Y recordamos. Cada lágrima, cada risa. Cada instante vivido juntos. Es muy duro ver como la vida que tanto quieres cambia de la noche a la mañana. Pero esto es lo que quiero, y lo voy a hacer.
Anoche fue una noche especial. Estaban todos. Raquel y Dani habían salido de su burbuja por unas horas. César había recorrido sus primeros 30 km en coche. Y Lucía y Nico habían dejado atrás sus diferencias para disfrutar de la noche. Estábamos todos. Incluido Carlos, que ya estaba del todo recuperado de su accidente de coche. Estábamos todos y yo me sentía bien. Muy bien. No quería que acabara. Por eso, cuando les dije que me iba, no me creyeron. Lo había decidido hacía mucho tiempo, pero no me había atrevido a contarlo. Cuando les anuncié mi decisión me miraron incrédulos y se mofaron de mí. Pero mi cara les hizo cambiar rápidamente de opinión. Estaba hablando enserio. Y quise morir en ese instante. Laura me abrazó justo cuando comenzamos a llorar juntas. Y a mi mente comenzaron a llegar tantísimos momentos parecidos.
Había pasado mucho tiempo desde que nos conocimos. Habían cambiado muchas cosas. Pero nos queríamos mucho más.
Anoche fue una gran noche. Sin lugar a dudas. Bailamos, reímos y bebimos. Y lloramos. Lloramos mucho. Claro está que de felicidad. Felicidad por haber vivido tantos momentos juntos. Felicidad por haber reído tanto. Por haber sido tan felices, juntos.
Termino de beberme el vaso de leche y vuelvo a la cama. Me acuesto y abrazo fuerte a Marco. Ahora mismo, por lo único que lloro es por la incertidumbre de saber qué pasará con nosotros dos.
Que triste u.u
ResponderEliminarte sigo.