A veces siento que le echo de menos. Incluso puedo escuchar su voz pidiendome que no tenga miedo, que él está aquí... conmigo. Puedo sentir sus manos cogiendo las mías, sosteniéndolas, acariciándolas. Y sus labios... rozando los míos, besándome.
Y a veces creo que le echo de menos. Cuando llego a casa y sé que no va a llamar. Que no va a estar. Para regalarme su risa, y con ella el mundo entero. Para decirme que todo irá bien. Que él me esperará, porque siempre va a estar allí.
A veces, muchas quizás, sé que le echo de menos.
Pero otras veces, otras veces siento que él no es para mí, e incluso le llego a odiar. Que vivimos mundos distintos. Y que habrá alguien que me quiera más que él. Que él no me merece. Y que jamás me ha sabido querer.
Pero lo cierto es que le echo de menos, quizás algún día encuentre a alguien mejor que me sepa querer y en quien pensar siempre, pero ahora es él el que ocupa mi mente. Debo ser muy masoquista, pero me gusta pensar que algún día volverá a doblar esa esquina. Y volverá a hacerme feliz.
Tu no lo necesitas a él, necesitas a alguien para no sentirte sola. Sólo eso, no te engañes.
ResponderEliminarSalu2 desde Pamplona.